lunes, 16 de diciembre de 2013

MUCHO MUY BREVE COMENTARIO: “9 Iris” de Kianny Antigua

Sin dejar escapar detalles, jocosa y con una caótica cotidianidad, “9 Iris” atrapa al lector desde la primera oración. Con una estructura narrativa lineal  que nos presenta la accidentada lucha de Nieves (Nueve) Iris Méndez, una inquieta mujer francomacorisana, en busca de “algo más”.
Es una novela de estructura clásica, de 9 capítulos de alta precisión (incidentales, si se quiere). Cada uno de estos  es ornamentado, al inicio y final, con cánticos extraídos de la oralidad y folklore popular, atinadamente seleccionados y colocados. 
CAPITULO 6: Nueve Iris está decidida a irse en yola a Puerto Rico y el narrador ha logrado sugerir un ambiente de pesimismo. Al inicio de este capítulo, se muestra la letra de “Mambrú se fue a la guerra” (versión Española de Marlbrough s'en va-t-en guerre.)
Manbrú se fue a la Guerra.
¡Qué dolor, qué dolor, qué pena!
Manbrú se fue a la Guerra
y no sé cuándo vendrá.
Que do re mí, que do re fa,
y no sé cuándo vendrá.
La noticia que traigo.
¡Qué dolor, qué dolor, qué pena!
La noticia que traigo
Mambrú se ha muerto ya.
Que do re mi, que do re fa,
Mambrú se ha muerto ya.
Tal vez insinúe un destino desfavorable para el personaje central; o puede que se trate de una ocurrencia de la escritora que, confabulada con un narrador intentan “tomarle el pelo al lector”. Son estas posibilidades herramientas del ente maquiavélico de Kianny N. Antigua, embarcada en el gratificante arte de contar.
Como toda epopeya cuenta con un héroe que ha de enfrentar al antagonista (fuerzas de la naturaleza, demonios internos, situaciones socio-políticas y otras flores del desierto), Nieves Iris Méndez deberá encarar al imponente minotauro de la pobreza económica. Y lo hace en el laberinto de una sociedad decadente, sumida en el machismo y pesimismo más rancio. Así, Nueve Iris “una voluntad que encuentra resistencia” (Enrique Anderson Imbert, Teoría y Técnica del Cuento, II, Barcelona 1992). Esa voluntad, a veces personaje, descontrol de un temperamento como el de Nueve Iris, incluso el mismo azar.
El narrador siempre será otro personaje dueño de sus propios intereses. Estos intereses pueden o no, ser prioridad del autor (relájense, obviamente han pasado por el autor, en primer lugar).
Cito al escritor mexicano Alfonso Reyes cuando dice “ficción verbal de una ficción mental… ficción de ficción: eso es la literatura”. En la novela que nos atañe, narrador omnisciente (más no imparcial) nos da pinceladas oportunas de lo que sucede en esos puntos claves. Logrando, de tal forma, ramificar tensiones a lo largo de la obra sin abstraernos de la odisea caribeña.